¡¡¡Hola!!!
Soy Krysta Kestler y os doy la bienvenida a Comadre. En primer lugar quiero presentarme, soy la hija mayor de una extraordinaria mujer y comparto camino de vida con la mejor hermana que la vida me pudo dar. Vengo de una familia esencialmente femenina.
Nací en Guatemala, pero la vida me ha llevado por distintos rincones del mundo. Desde pequeña supe que quería ayudar a quien lo necesitara, colaborando con varias ONG´s, llenándome con cada sonrisa de las personas a las que ayudábamos y haciéndome inmensamente feliz .
Estudié la carrera de medicina y buscando una especialidad que me llenara encontré la Hematología. ¡Una oportunidad increíble! Rodeada de compañeros y pacientes de los que aprendí, y aprendo, muchísimo. Luego, con pacientes crónicos y cuidados paliativos fui dando mis primeros pasos en el “acompañamiento”.
Es un aprendizaje continuo, pero lo que está claro es que hay ocasiones en las que vale más la escucha activa, la empatía y la comprensión que cualquier tratamiento farmacológico.
Ahora vivo en España, y mi vida ha dado el mayor vuelco de todos: ser madre de maravillosa bebe.
Y ahora paso a presentaros este apasionante proyecto que arranca su andadura: COMADRE. Por un lado tenemos la definición más oficial de “comadre” como madrina de bautizo o partera. Viene del latín cum mater, con la madre y se ha asociado desde siempre con las relaciones entre madres e hijos y la crianza.
También está la forma coloquial cuando se refiere a esa amiga de confianza, a esas mujeres que son nuestras aliadas, esas mujeres consejeras, mujeres pilar, mujeres comunidad, hermanas y amigas del alma, ¡COMADRES!
¿Cuántas veces no nos pide el cuerpo un rato de “comadreo”? ¡Incluso sin ser madres!
Y luego, tomando en cuenta el prefijo “co”: en conjunto, en colaboración, en coalición, acción en conjunto, agregado de madres… MADRES JUNTAS!
Ya me había acostado después de un largo largo día de confinamiento por el COVID y vino a mi… comadre. Y desde entonces, ¡apego seguro!