Esos meses tan especiales que nos da la naturaleza para que nos preparemos para la llegada de una nueva vida. Esos cambios lentos, progresivos y tan sutiles que nos convierten en una mujer diferente.
A mi me sigue maravillando esta etapa y lo BRUTAL que es nuestro cuerpo.
Y es que a parte de la barriga que crece, también hay cambios físicos invisibles y que tienen un gran impacto en nuestra vida, como el de nuestro cerebro, y por lo tanto, nuestra “forma” de pensar.
Cambios en nuestras aspiraciones y nuestros deseos, porque una cosa es pensarlo, pero otra es tener a bebé ya dando patadas y diciendo: “Aquí estoy yo”.
Cambios a nivel social, porque poco a poco nuestro entorno va cambiando, y esa familia con la que tal vez en otro momento no hubiéramos hablado, ahora compartimos intereses de crianza y resultan la pareja perfecta para comentar la última revisión de movimiento libre que leí.
Cambios en cuanto a mis deseos, porque en este momento el cuerpo me pide ciertas cosas… No me lo pide, ¡LO GRITA! Y es que se ha despertado esa vena MAMÍFERA que llevaba un poco dormida todos estos años.
Todos estos cambios suman y se convierten en un GRAN CAMBIO y es que si, vas a ser una nueva mujer, diferente en muchos aspectos. Respira, todo va a estar bien…
Y ¿cómo podemos aprovechar al máximo esta etapa? ¿Cómo podemos prepararnos para darle la bienvenida a esta nueva mujer que va a nacer? ¡GRAN PREGUNTA!
Muchas veces durante el embarazo se invierte mucho tiempo y energía en prepararnos para el parto, pero recuerden Comadres, el parto dura unas horas, el postparto serán unos años y ¡la nueva mujer para toda la vida!
Informate, escúchate, siéntete, rodéate de mujeres que quieran compartir, se humilde y abre los ojos, oídos y todos los poros a lo que te ofrece la vida en este momento, y como a veces da susto, aquí estamos para hacer este viaje juntas.
¡NO ESTAS SOLA!